El mundo digital ha llegado para quedarse, muchos son los sectores que se han dado cuenta, algunos han sabido adaptarse, como el marketing, que ha encontrado un hueco en el mundo digital creando nuevas profesiones, como la de community manager. Otros se han tenido que adaptar a la fuerza, como el sector musical con la práctica desaparición de las discográficas y la utilización de Internet para difundir y dar a conocer el trabajo de los artistas, o el periodismo con la aparición de los periódicos digitales y los tremendos descensos en la venta de periódico impreso, como podemos observar en esta gráfica que habla por sí sola.

Hace poco escuché una frase que me gustó mucho y que define perfectamente de lo que hablo: «todo negocio analógico tiene una bala digital con su nombre».

Al sector de la ingeniería le ha llegado el turno, se ha resistido, pero el momento es ahora. Quizás no de una manera tan fácil de cuantificar como las discográficas o los periódicos impresos, pero si de una manera inminente y firme.

Cada vez son más los ingenieros que utilizan el mundo digital para llegar a sus clientes potenciales e incluso los que se nutren de éste para mejorar sus servicios u ofrecer nuevos.

Hay ejemplos de Ingenieros civiles que han sabido posicionarse como expertos en sus respectivas especialidades a través del 2.0 y llegar a un público tremendo como Jordi Oliveras con su plataforma Hidrojing, o Jose Diego con la creación de Licitacivil, Victor Yepes son su blog sobre procedimientos de contrucción, Jose Antonio Agudelo y su Estructurando, hay muchos más ejemplos que me encantan como Geojuanjo  o los blogs de Guillermo Más  y José García. Esto junto con la red social Aggregatte y sus versiones en redes sociales, o eventos como construtic 2015 o el portal iAgua con su tremenda repercusión. Ejemplos que demuestran que hay una nueva forma de hacer ingeniería, una manera distinta de poner en valor los conocimientos y competencias de las que uno dispone.

Esta revolución digital no es solo aplicable a las empresas de ingeniería y consultoría, las constructoras (y empresas de servicios municipales), deben dar un paso más en ofrecer un servicio verdaderamente social al ciudadano para el que construyen, en esta nueva era no solo han de estar centradas en el cliente, si no también en el usuario de la futura infraestructura, teniéndolo en cuenta desde la concepción misma de la obra hasta el momento de la ejecución. Este hecho diferenciador será el determinante para la puesta en valor de su trabajo y sus servicios.

En el siglo pasado, era la empresa grande la que se comía a la chica, ahora es la empresa más rápida, ágil y la que sepa adaptarse a los nuevos tiempos la que triunfe en este mar rojo en el que se encuentra nuestro sector, la que sepa diferenciarse encontrando su océano azul.

Las administraciones empiezan a darse cuenta tambien, el nuevo concepto de Smart City y el saber ofrecer un nuevo Smart Social Service, las esta concienciando poco a poco. Deben avanzar hacia una ciudad más social, escuchar más al ciudadano y ofrecer una mayor transparencia y participación en la ejecución de sus obras urbanas. Aunque este tema me da para otra entrada.

Como bien dice mi buen amigo y compañero de viaje José Ramón Diez de Revenga  y aplica día a día innovando en su forma de trabajar «Los tiempos han cambiado radicalmente. No digo están cambiando, digo que ya han cambiado….y el que no se adapte será barrido más temprano que tarde».

La llegada de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, las llamadas TICs, especialmente la irrupción de Internet en nuestro día a día y el ecosistema digital que ofrecen las redes sociales, ha transformado de forma radical los procesos productivos, los de transmisión de valor, los de comunicación y, por ende, la sociedad.

Ha llegado una nueva era y tenemos que saber cómo adaptarnos o nos quedaremos fuera.